La redacción de cualquier contrato es mucho más importante de lo que parece. Estamos ante un documento legal que establece los derechos y obligaciones de quienes lo firmen, establece una relación entre al menos dos partes, y es vital que esté bien redactado.
Una buena redacción nos ayudará a comprenderlo, pero también será ventajoso en caso de tener que acudir a los servicios de traducción de contratos oficiales, ya que podemos encontrarnos en varias situaciones donde tengamos que traducir un contrato: si desde el principio está bien redactado el proceso de traducción será mucho más ágil y preciso.
¿Por qué es tan importante redactar correctamente un contrato?
Un contrato no tiene por qué ser largo o utilizar un lenguaje técnico para estar bien redactado. La buena redacción de un contrato depende de la claridad, naturalidad y exactitud con la que se describe su contenido. De esta manera, con una sola lectura ambas partes pueden entender de forma más o menos razonable esos derechos y obligaciones que les corresponden. En cambio, el uso de términos ambiguos u “oscuros” (en busca de otra finalidad) dificultan su interpretación, y empeoran la redacción del contrato.
Sin lugar a dudas, las cláusulas del contrato son la clave de la redacción. Estas cláusulas no son interpretables por sí solas, se interpretan unas por otras de la forma que mejor convenga a la totalidad del contrato. Solo de esta forma podremos hacer frente a las dudas generadas por las cláusulas ambiguas u oscuras. Una mala redacción del contrato, con cláusulas que puedan resultar abusivas o difíciles de comprender por la otra parte, puede invalidarlo o dificultar su cumplimiento.
La buena redacción de un contrato también ayuda a las partes interesadas a instrumentalizar su relación de la mejor forma posible. Si el contrato está mal redactado es fácil que aparezcan diferencias entre las dos partes, que tendrán un gran problema y es posible que tengan que acudir a instancias superiores en busca de la solución a su disputa. Cuanto mayores sean los intereses que tienes en un contrato, más importante será que esté bien redactado. No solo protegerá tus intereses, como hemos dicho también facilita su traducción en caso de necesidad.
¿Cuándo es necesario traducir un contrato?
Aunque a día de hoy te parezca difícil de creer, en el futuro puedes encontrarte con un montón de situaciones en las que necesitaremos acudir a un traductor jurado para que traduzca un contrato a otro idioma. Cuando estemos inmersos en un proceso administrativo o judicial, o si hay que declarar ante la Administración Pública, nos pueden solicitar un contrato traducido. Pero no vale cualquier traducción, el traductor debe cumplir con una serie de requisitos, así que debe ser una traducción jurada, de forma que nos garanticemos que no se ha cometido ningún error o fraude.
No hace falta destacar la importancia de un documento como un contrato, por lo que a la hora de pedir la traducción nos aseguraremos de que contenga el sello y firma del traductor, de tal manera que el documento tenga validez jurídica ante cualquier tribunal o instancia. Si no es así, cualquier contrato traducido podría no ser válido, pues el contenido original puede haber sido alterado en beneficio de una de las partes.
Hay casos en los que además de un traductor jurado necesitaremos que la traducción esté legalizada. Para ello tenemos dos opciones, siendo la más simple presentar el contrato original y el traducido en el Ministerio de Asuntos Exteriores y allí legalizar la firma del traductor jurado. El otro método pasa por la vía notarial, y tendremos que acudir a una notaría para legalizar la firma, legitimada por el correspondiente Colegio de Notarios. Es algo más complejo y también acabará siendo más caro.
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